La Reflexión N° 426. Se titula: perdiendo el objetivo. Parte
primera.
Estimado lector: compartiremos, todos los que creemos en nuestro
Señor Jesucristo, algo que si no lo
tomamos con verdadera conciencia, podemos caer en lo que nunca deberíamos .
Nuestro objetivo es y deberá ser: el Señor Jesús, ya que Él,
es quien nos rescató de las garras de Satanás. Se sacrificó para perdón de
nuestros pecados, y de esa manera, si nos mantenemos firmes hasta el último
instante de nuestra breve existencia, obtendremos el máximo galardón: la vida
eterna, ante la santa presencia de nuestro Dios. Dice : “ Hebreos 10 :35 No
perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón.” Apreciado lector: aquí es necesario cultivar
el fruto del Espíritu. El Señor nos sigue exhortando en : “ Hebreos: 10:36
porque es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios,
obtengáis la promesa.”
¡ Que importante es la paciencia! Y, ¡ Cuantas veces la perdemos! Mas si nos
compenetramos con el Señor Jesucristo, y pedimos su Santo Espíritu , podremos
obtener este maravilloso fruto.
Escrito está en:” Gálatas 5: 22-23./// 22 Mas el fruto
del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, /// 23
mansedumbre, templanza, contra tales cosas no hay ley.”
Amable lector: en este fruto del Espíritu que son nueve,
hermosos e inigualables, está lo que debemos lograr para nunca perder: nuestro
objetivo verdadero, y siempre es a través de la fe, que está al final del
versículo 22. Es totalmente necesario, para que podamos tener una relación
directa con el Señor, y ¿ Cómo sabremos si es verdadero? Porque podemos hablar
mucho sobre la fe, más si no hay algo
que lo confirme a nuestro espíritu, a nuestra alma, no podemos saber.
La definición perfecta e inequívoca está en la Santa Biblia,
que como sabemos es la palabra de Dios
Dice: “ Hebreos 11:1 Es, pues, la fe la certeza de lo que
espera, la convicción de lo que no se ve.”
Distinguido lector: no existe otra definición más acertada
de la fe que esta; es totalmente verdadera, pues para todos aquellos que
experimentaron, peticiones de soluciones para sus problemas humanamente sin
solución, se cristalizaron en victorias; todos esos problemas y situaciones
imposibles de resolver tuvieron la tan esperada solución.
Trataré de transmitir, desde mi humilde aporte, lo que
experimenté en este importantísimo don.
Cuando haya un problema, que humanamente no tiene solución,
debemos tener la convicción verdadera, de que si bien humanamente, ya no hay
solución, sí la hay a través de nuestro Señor Jesucristo, ya que es Él, el
consumador de la fe , o sea el inventor de la fe, y Él obrará.
Continuaremos esta Reflexión en la próxima , o sea en la N°
427