La Reflexión para este día se titula: Artes Marciales.
Estimado oyente: sabemos que estos términos se refieren a prácticas de guerra, todo lo referente a utilizar armas orientales, técnicas de usar los miembros inferiores y superiores, concentrando toda la energía negativa en los puntos débiles de “los adversarios”, para derrotarlos y poder andar sin miedo por cualquier lugar. Generalmente, algunos ingresan a los cursos, para poder defenderse de posibles ataques de patotas, o mostrarse superior entre otros para lucirse ante el sexo débil, también atraen las posiciones de marcialidad y el resto porque cada tanto se pone de moda. Y por supuesto engancha mucho, la espectacularidad de las roturas. Ahora bien, todo esto parecería que es totalmente normal.
¿Pero, hay algo más detrás de todo esto? ¿Alguna vez se puso a pensar, porque la mano puede atravesar un ladrillo, siendo que anatómicamente no fue creada para eso? El ladrillo es materia sólida y la mano es carne y hueso. La persona que comienza a practicar roturas queda maravillada de lograr romper ladrillos, maderas, hielo, etc, y va siempre por más. Las explicaciones de estos “fenómenos” son que la mano está endurecida y que por estar unida al poder de la mente se puede lograr esto. Lo que a nadie se el dice es que allí comienza a operar otra fuerza, que en realidad, es una fuerza negativa la cual proviene del diablo. Es espíritu inmundo entra en la persona y le da la suficiente fuerza para poder romper lo que se le ponga adelante.
Si continúa sus prácticas, al enfrentarse a otros; quebrar huesos o dar golpes internos mortales es algo normal para esta persona. Al principio se le enseña que no debe atacar a nadie, pero si se tiene que defender que trate de no dañar a nadie. También se le enseña este antiguo adagio oriental. Si te provocan: huye, si te atacan: corre; si te acorralan: mata. La Santa Biblia que es La Palabra de Dios en Proverbios 14:12, dice: “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte. El Señor Jesucristo, quiere darnos su paz, no incitarnos a la violencia como hace el mundo”. En S. Juan 14:27, el Señor dijo: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”. Amable oyente: si hubiera alguna persona que está aprendiendo este tipo de “artes”, lo exhorto a que abandone esas prácticas ya que si continúa ahondando más y más en ellos será desviado del camino verdadero para salvación de su alma.
En S. Juan 14:16, dice: “y Jesús le dijo: yo soy el camino, y la verdad, y la vida, nadie viene al Padre, sino por mí”.
Que el Señor lo bendiga abundantemente. Un amigo en el Señor.