TEMA 55. CAER POR EL PODER DE DIOS

La Reflexión para este día se titula: Caer por el poder de Dios.
Amable oyente: seguramente alguna vez, pudo haber asistido a algún lugar a donde se alababa al Señor Jesucristo, sin idolatrías, o también a lugares a donde alababan al Señor personas carismáticas, pero idólatras. Y en un momento al invocar el nombre glorioso y poderoso del Señor Jesús, muchas personas caen al piso como desmayadas. Usted seguramente se preguntó ¿Estará bien esto? ¿Será cosa de Dios o del diablo? Cuando comienza a averiguar, algunos le dirán que fue por el poder de Dios; otros que no fue Dios, sino Satanás, y a lo mejor preguntará, ¿Si fue Dios porque la persona no cambió y sigue igual que siempre? También hay otros que parecerían que hubieran cambiado, pero no… en fin se produce cierta confusión y no hay distinciones claras.
Como siempre este interrogante quedará resuelto a través de Las Sagradas Escrituras, que es la Palabra de Dios. Las citas bíblicas que haré a continuación probarán que cuando el Señor se manifestó todos cayeron al suelo; pero esto no es garantía para que las personas cambien el rumbo de sus vidas ya que esto se producirá en aquellos que tienen una disposición hacia Él, o el Señor los necesita para su obra ya que ve el corazón humano como nosotros podemos ver el interior de alguien a través de una radiografía.
Cuando Judas Iscariote venía para entregar al Señor, con los soldados, alguaciles, armas y antorchas, San Juan 18:6, dice: “Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron y cayeron a tierra”.
Saulo de Tarso, se dirigía a Damasco a fin de perseguir a los creyentes, esto se refiere a la conversión de Saulo, Hechos 9:3-4: 3. “Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de Luz del cielo;
4. Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues?”
Estando El apóstol San Juan, en la isla de Patmos tuvo una visión del Hijo del Hombre glorificado. Apocalípsis 1:13-17.
13. “Y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro.
14. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego;
15. Y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas.
16. Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.
17. Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: no temas: Yo Soy el primero y el último”.
Amable oyente: con respecto a todos aquellos que ministren y sus obras no estén en concordancia con el Señor, su pago está en: Mateo 7:22-23, que dice:
22. “Muchos me dirán en aquél día: Señor, Señor, ¿No profetizamos en tu nombre y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
23. Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mi hacedores de maldad”.
Que el Señor lo bendiga abundantemente. Un amigo en el Señor.