TEMA 37. ROBOS Y HURTOS

La Reflexión para este día se titula: robos y hurtos.
Amable oyente: como es de dominio público, este azote que tiene a nuestra sociedad en jaque, además de producir la pérdida material, deja: impotencia, miedos, interrogantes como ¿me volverá a pasar?, ¿debo portar un arma?, ¿qué debo hacer? ¿Cuál es la solución?
La única solución es entregar al Señor Jesús su vida de todo su corazón, para que el Señor Jesucristo lo proteja, pues usted debe saber que las personas que cometen estos actos de atropello están siendo impulsadas por espíritus inmundos que lo incitan y ellos además se complacen en estos actos. Eso está propiciado por el diablo. La Biblia que es la Palabra de Dios en S. Juan 10:10, dice: “el ladrón (o sea el diablo) no viene sino para hurtar y matar y destruir; Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”. Amable oyente: en este versículo estamos viendo el problema y también la solución. La manera de luchar y vencer este azote es a través de la cobertura del Espíritu Santo de Dios, ya que la causa es espiritual y el ser humano, no es más fuerte que los espíritus malignos. En Hebreos 2:6-7, dice: 6. “Pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre, para que le visites?
7. Le hiciste un poco menor que los ángeles, le coronaste de gloria y de honra, y le pusiste sobre las obras de tus manos. Ciertamente si el hombre no puede luchar contra un ángel caído, hay alguien que si le puede hacer y también derrotarlo, y ese alguien es El Señor Jesucristo a quien fue dado todo el poder en el cielo y en la tierra.
En S. Mateo 28:18, el mismo Señor nos dice: “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra”. Amable oyente: confíe de todo su corazón en el Señor Jesucristo, arrepiéntase de todo lo malo que pudo haber hecho, y así tendrá esa protección tan necesaria para poder movernos sin temores, sin miedos, con esa paz que solamente el Señor nos la puede brindar.
En S. Juan 16:33, dice: “Estas cosas os he hablado, para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, Yo he vencido al mundo”. Que el Señor lo bendiga abundantemente. Un amigo en el Señor.