TEMA 64. LA PASCUA

La Reflexión. En esta tarde, estimado lector, voy a exponer como tema: La Pascua.
¿Qué significa para el mundo esta fiesta?
Muchos viajan a las provincias u otros países para poder tomarse un descanso, que según ellos tienen bien merecido; otros compran huevos de Pascua para regalar y regalarse. Algunos obsequien a familiares y amigos roscas de Pascua, etc, etc. El resto se vuelca a comprar toda suerte de pescados y alimentos similares porque esos días “no se puede comer carnes rojas.”
Todo esto provoca una confusión tan grande y complicada que nadie sabe realmente qué es la Pascua. A continuación, a la luz de Las Sagradas Escrituras veremos en forma correcta e inequívoca como nace La Pascua y su significado. Paso a relatar una breve reseña.
El pueblo elegido estaba siendo oprimido por Faraón, que era el representante de Satanás en la Tierra y Moisés, elegido por Dios para liberar a su pueblo, envió plagas contra Faraón y los Egipcios. La última de ellas sería la muerte de los primogénitos. El Señor le dijo a su siervo Moisés que con esta plaga los dejaría ir y hasta los echaría del todo. Este azote consistía en que moriría todo primogénito de la tierra de Egipto, desde el más encumbrado, que era Faraón; hasta el más humilde. También morirían los primogénitos de las bestias, y cuando ocurriera esto tan terrible se levantaría un gran clamor por todo Egipto cual nunca hubo ni jamás habrá. Faraón al recibir la noticia de esta plaga endureció su corazón y no los dejó ir. Ahora bien, Dios tenía que proteger a su pueblo para que cuando pasara el ángel exterminador no les matara sus primogénitos. Entonces les dio órdenes precisas. Esto lo encontramos en Éxodo, cap. 12, versículo del 1 al 14.
1) “Habló Jehová a Moisés y Aarón en la tierra de Egipto diciendo.
2) Este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero de los meses del año.
3) Hablad a toda la congregación de Israel diciendo: en el diez de este mes tómese cada uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por familia.
4) Mas si la familia fuese tan pequeña, que no baste para comer el cordero, entonces él y su vecino inmediato a su casa tomarán uno según el número de personas; conforme al comer de cada hombre, haréis la cuenta sobre el cordero.
5) El animal será sin defecto, macho de un año, lo tomarás de las ovejas  o de las cabras.
6) Lo guardaréis hasta el día catorce de este mes, y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes.
7) Y TOMARÁN DE LA SANGRE Y LA PONDRÁN EN LOS DOS POSTES Y EN EL DINTEL DE LAS CASAS DE QUE LO HAN DE COMER”. Y aquí haré una acotación que es la siguiente: observemos que la sangre no se puso en el umbral. Eso es porque no se puede pisotear la sangre de nuestro Señor Jesucristo.
8) “Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y panes sin levadura, con hierbas amargas la comerán.
9) Ninguna cosa comeréis de el cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego; su cabeza con sus pies y sus entrañas.
10) Ninguna cosa dejaréis de él hasta la mañana; y lo que quedare hasta la mañana, lo quemaréis en el fuego.
11) Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano, y lo comeréis apresuradamente; es la Pascua de Jehová.
12) Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová.
13) Y la sangre os será por señal en las casa donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto.
14) En este día os será memoria, y lo celebraréis como fiesta solemne para Jehová durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis.
Para el pueblo Judío la ordenanza de La Pascua fue de gran importancia. También en el Nuevo Testamento fue muy mencionada. En todos estos versículos podemos observar la liberación del pueblo Israelita de la opresión de Egipto. Esto fue la anticipación de la liberación de nuestros pecados mediante obra de Nuestro Señor Jesucristo. Para nosotros los cristianos de hoy, El Señor Jesucristo es nuestra Pascua. No existe sacrificio tan grande y tan sublime que hizo nuestro Señor en la cruz del calvario por toda la humanidad. Dio su vida y derramó su preciosa sangre para reconciliarnos con Dios, rompió las cadenas de la esclavitud mediante las cuales Satanás nos tenía bajo su dominio. Dice en 1ra de Corintios 5:7:  “Limpiaos, pues de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra Pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.”
En todos los puntos de la Pascua Judía tenemos comparaciones con respecto a nuestro Señor Jesucristo. Tenía que ser un cordero. ¿Por qué un cordero? El Señor Jesucristo es el cordero de Dios.
Dice en San Juan 1:29:  “El siguiente día vió Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el cordero de Dios que quita el pecado del mundo.”
Tenía que ser macho y sin defecto. Esto significa pureza del Señor Jesucristo, o sea, un cordero sin mancha. Dice en: 1ra de Pedro 1:19. “Si no con la sangre preciosa de Cristo, como un cordero sin mancha y sin contaminación.”
El cordero debía ser muerto y asado al fuego.
Esto fue para que comprendamos todos los dolores y sufrimientos tan tremendos de nuestro Señor Jesús, hasta la muerte y muerte de cruz. Dice Filipenses 2:8:  “Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz.”
El Señor debía de ser matador por todos y sufrió en la consumación de los siglos. Dice Hebreos 9:26:  “De otra manera le hubiere sido necesario padecer ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado.”
Amable lector: se podría continuar hablando de más semejanzas pero lo principal que deseo volcar en esta Reflexión es que Nuestro Señor Jesucristo se sacrificó por amor hacia nosotros, por misericordia para que fuésemos rescatados de las garras del diablo y Satanás y en este momento te invito a que aceptes al Señor Jesucristo en tú corazón, allí a donde estuvieres. Arrepiente de todos tus pecados, de todo tu corazón, cualquiera que hayan sido, el Señor con su sangre gloriosa te lavará de toda mancha; hazlo con tus propias palabras, arrepiéntete sinceramente de tus desobediencias, de todas tus faltas y sentirás que el Señor con su Santo Espíritu viene a tu corazón, a tu vida, como un padre amoroso y tu existencia cambiará y tendrás un nuevo sentido. La paz que tanto anhelaste estará adentro de tu corazón, porque el Señor es tan real como tú, no lo puedes ver pero lo puedes sentir.
Que El Señor lo bendiga abundantemente.