La Reflexión para este día se titula: La degradación del hombre.
Estimado oyente: El hombre natural, al haberse apartado totalmente de Dios, quedó indefenso ante Satanás y su ejército de espíritus inmundos, a tal punto de que existe un porcentaje que no está cumpliendo con una de las funciones que el Señor Dios le otorgó, que como todos sabemos es la de unirse con una mujer en Santo Matrimonio.
Esto fue instituido por el Señor en el principio de la humanidad.
Génesis 1:27-28, dice: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó; varón y hembra los creó.
28. Y los bendijo Dios, y les dijo: fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra”.
Si el Señor hubiese querido hacer las cosas de manera diferente, hubiera creado en vez de mujer, “otro hombre.” Pero, como se leyó no fue así, por lo tanto todos aquellos que practican este pecado abominable de sodomía, además de irse al infierno cuando mueran, les espera para toda la eternidad un lago de fuego y azufre en donde serán atormentados día y noche. Apocalipsis 20:10, nos dice: “Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos”. Corintios 6:9, dice: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones”. Estimado oyente: como usted pudo escuchar, el Señor es muy claro en sus exhortaciones. Toda relación fuera del matrimonio es pecado.
Por esta razón el apóstol Pablo, en 1 de Corintios 7:2, dice: “pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido”. Estimado oyente: si hubiera alguna persona, que me está escuchando y es homosexual, lo exhorto a que entregue su corazón al Señor Jesús, para que Él lo libere de ese pecado abominable, para que sean expulsados los demonios de homosexualidad que hay en su corazón, para que sea justificado y lavado por El Señor Jesucristo y se cumpla lo que dice La Sagrada Biblia en 1 Corintios 6:11: “Y esto érais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios”. Finalizo esta exhortación dejándole Salmos 102:1-2: “Jehová, escucha mi oración, y llegue a tí mi clamor.
2. Nos escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia; inclina a mí tu oído; apresúrate a responderme el día que te invocare”. Que el Señor lo bendiga abundantemente. Un amigo en el Señor.